Del karma, los amigos, y el equilibrio del Universo
Ya dijimos aquello de que el Universo se mantiene en equilibrio, pero lo que no dijimos es que, casi siempre, lo hace devolviendo a cada uno lo que ha dado al prójimo.
¿Cuántos de nosotros podemos decir sinceramente que al volver la vista atrás no vemos recuerdos de los que, si no nos avergonzamos, no podemos decir como poco que no estamos orgullosos?
Mi amigo Nacho, que me conoce desde hace tanto tiempo como para decirme "me acuerdo de cuando tu padre llamó a mi casa para decir que ya habías nacido", sabe que siempre he sido un grandísimo cabronazo. Fue él el que me introdujo en el concepto del karma mientras se obstinaba en repetirme una y otra vez aquello de "el karma, piensa en el karma" cada vez que me estaba divirtiendo con algo (léase: jodiéndole la vida a alguien).
La RAE define el karma como la "energía derivada de los actos que condiciona cada una de las sucesivas reencarnaciones, hasta que se alcanza la perfección".
Antes de que me digáis que el karma está a la altura científica del horóscopo, los posos del café, el gran hermano o el especial chotacabras de cuarto milenio, os diré que el karma ya fue identificado con éxito por la comunidad científica hace siglos. Es lo que Isaac Newton llamó "Tercera Ley de Newton" o "Ley de acción y reacción":
Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria: o sea, las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en direcciones opuestas.Si culturas milenarias le han dado nombre un nombre tan rimbombante a un concepto tan intuitivo como el "haz el bien y no mires a quién", es porque, socialmente, es algo que ha beneficiado a la evolución social del grupo.
Dice la wikipedia que el karma no implica solamente las acciones físicas (como matar a otro ser humano). Habría tres factores que generan reacciones: los actos, las palabras y los pensamientos. Algo así como "si no te comportas como un hijo de puta, pero en el fondo lo eres, da igual lo bueno que seas de cara a la galería". Tú lo sabes, el karma lo sabe: estás jodido.
Sé que soy un mal amigo, lo reconozco. Podría decir que tengo facilidad para entablar amistad, pero soy nefasto cuidando los amigos que ya tengo. Y no es que los trate mal deliberadamente, pero reconozco que mis amigos me cuidan mucho más de lo que yo los cuido a ellos.
No hace mucho le hice un feo tremendo a uno de ellos cuando no fui a su boda por motivos tan peregrinos como estrafalarios. Podría ser tan hipócrita como para decir que fue "por causa justificada", pero fallarle a un amigo, y más en circunstancias tan personales, es injustificable. Pero, pese a todo lo que hemos dicho, el karma tiene a veces poderosos enemigos, porque, aunque no os lo creáis, por mal que me haya portado con mi amigo, sigo teniendo su amistad.
Queridos niños: he sido un hijo de puta toda la vida, y por lo visto me ha llegado el momento de pagar por ello. Si estáis a tiempo, enderezad vuestras vidas, haced el bien, hablad de hacer el bien, pensad en hacer el bien y esperad a tener un Z4. Lo he visto, y sé que si eres puro de espíritu, de palabra y de obra, es posible. Eso sí, no me toméis a mí como ejemplo.
Os deseo mucha suerte en la empresa.