F1: GP Turquía 2007
Tengo el firme convencimiento de que describir los sentimientos sin emplear tópicos, sin caer en redundancias, sin ser huero y sin acabar en un pasteleo insoportable, está reservado a los grandes genios de la literatura universal. Sin embargo, los pobres humildes ignorantes que vivimos hoy en día contamos con una herramienta casi tan fuerte como la facundia, mucho más fácil de usar, e igualmente descriptiva: las referencias cinematográficas. Y me van a tener que permitir que, hoy, use una de estos referencias, porque me veo totalmente incapacitado para describir lo que siento si no es tirando de una película que, espero, todos conozcan: Amadeus.
Nos situamos en la Viena de finales del siglo XVIII: el músico Salieri ha entregado su vida y su castidad a Dios para recibir la inspiración que anhela. Ruega porque cada nota, cada frase, cada pasaje, le vengan directamente inspirados por la gracia de Dios. Cuando Salieri termina de escribir alza los ojos, observa el crucifijo y exclama: "Grazie, Signore!". Pero aparece Mozart, un joven presuntuoso, lujurioso, obsceno, infantil, y extremadamente talentoso que le humilla ante el rey y ante la corte con su capacidad musical. Y he aquí donde viene la referencia que quiero usar: Salieri vuelve a levantar la mirada hacia el crucifijo para exclamar el "Grazie, Signore!", pero ya no hay agradecimiento ni sumisión en su mirada, sino indignación y rabia.
¿Por qué, Dios mío, permites que pasen cosas como ésta? Un doblete de Ferrari, una victoria escandalosa de Massa saliendo desde la pole, la vuelta rápida de Raikkonen... ¡y una carrera tan aburrida!
Describir el GP de Turquía debiera ser fácil, pero no lo es. Si tuviera que hacerlo en tres palabras, diría: "calor, atasco, curva 8". ¿Cómo dice, señora? ¿Que con esto está todo dicho? Bueno, sí, creo que al final ha sido bastante más fácil de lo que pensaba.
A los incautos que madrugaran (el domingo, que la del sábado hay que darla en diferido, por supuesto) para ver la GP2 no les descubriré nada cuando les diga que, si bien el circuito es nuevo, está diseñado y construido por "el mago de la F1" Herman Tilke (mago en llevarse la pasta, infiero) y se supone que tiene excelentes puntos de adelantamiento, la única posibilidad de dejar atrás al que tienes por delante es, literalmente, pasarle por encima.
Así que, otra vez, conseguir la pole iba a ser vital para el ulterior desarrollo de la carrera. En una sesión en la que Bobato reservó los gritos para la carrera del domingo, Massa hizo (otra vez) pole. Hamilton fue segundo, seguido de Kimi y Alonso.
¿La carrera? Bueno, realmente hubieron dos hechos destacables. El primero, que los McLaren se quedaron clavados en la salida, lo que propició que Raikkonen adelantara a Hamilton por un lado mientras el negrito saludaba a su padre con la gorra, y que los dos BMWs lijaran a Alonso: Kubica por el exterior y Heidfeld por el interior. Incontestables. ¿El otro hecho a destacar? Pues que las oraciones de Alonso, del calvo, del gordo y de las hermanitas del santo elastómero fueron escuchadas por el dios Mandril, y a Hamilton le reventó un neumático cuando rodaba tercero a falta de pocas vueltas del final.
Tras estar sexto en el primero paso por meta, pintaban bastos para Alonso. Sin embargo los BMW, con eso de que estaban en Estambul y fuera de Madrid no se tiene que pagar el céntimo sanitario, aprovecharon para repostar pronto y ahorrarse unos nada despreciables 48 céntimos. Esta estrategia permitió que Alonso les adelantara en la primera parada, cuando ya había perdido demasiado tiempo como para pensar en el podio.
Sin embargo, las cosas se le volvieron a poner de cara a Alonso cuando el neumático delantero derecho de Hamilton dijo basta. Sí, en su segunda parada ya se vio el neumático delantero derecho de Massa totalmente destrozado, pero, ya saben, a los periodistas españoles les importa más decir que Hamilton se folla a la hija del jefe que observar algo mínimamente digno de mentar.
¿Resultado final? Massa, saliendo de la pole, primero. Kimi, saliendo tercero y sin verse inquietado en ningún momento, segundo. Alonso tercero, Heidfeld cuarto, Hamilton quinto y Kovalainen sexto. Rosberg acabó séptimo adelantando a Kubica, que se vio perjudicadísimo por la estrategia de carrera.
Sin embargo, no todo van a ser quejas, aunque bien pudiera ser. Quiero recordar a Trulli y reconocerle el mérito que ha tenido hoy. Con un coche que bien podrían decirnos que está construido con piezas de desecho de desguaces la Torre, ha remontado hasta la 16ª posición final tras haberse quedado cruzado en el medio de la pista en la primera curva cuando Fisichella le ha dado un besito en el culo (¡es una forma de hablar, por el amor de Dios! ¡nada de mariconadas aquí!).
¡Arg! ¡Pero si es que tan aburrida ha sido la carrera que sólo ha habido un abandono!
Queridos niños, cuando lo único que puedo añadir como corolario es que Alonso apareció con barba el jueves y se afeitó para la carrera, porque "no le gustaba ni a su abuela", creo que algo pasa con la F1. Así que, como ha ganado Ferrari, yo digo:
Grazie, Signore!
[Actualizado]
El experto se ha jugado el tipo con su señora para traernos una jugosa crónica, aunque, con lo poco que hay que comentar, lo mejor son las fotos.
El sábado, el anaconda aún tenía fe en la humanidad, en Ecclestone y en el ratoncito Pérez, pero pasada la carrera no lo ve tan claro. Con todo, un exhaustivo análisis digno (una vez más), de leerse.