Andaba ya pensando el viernes sobre qué nueva necedad iba a escribir el domingo para los fieles lectores (amigos, debo decir) que entran todos los lunes a este humilde blog.
Andaba pensando en ello, porque, precisamente, este fin de semana se celebraba en Madrid la segunda edición del Congreso de Webmasters, y, como asistente, iba a andar liado desde el viernes al medio día hasta la tarde del domingo. Mal se preveía entonces llegar el domingo por la tarde y escupir una de mis enajenaciones habituales (ya no tan habituales), buscar entre los últimos libros que he leído alguna cita sobre científicos locos o divagar sobre cualquier otra sandez.
Pero hete aquí que entre las ponencias figuraba una sobre geoposicionamiento, término que no había oído en mi vida, y en la que iba a hablar Bernardo Hernández. Programada para el sábado por la mañana, se pospuso a la tarde porque "había tenido un problema de retrasos en un vuelo en San Francisco". Llegó la tarde, y Bernardo habló de geoposicionamiento, de las funcionalidades de los mapas de Google y de la integración de la geoinformación en el internet y en los dispositivos móviles de hoy en día.
Fuimos a la ronda de preguntas que tras la ponencia se hacía una en una sala contigua y, además de seguir aprendiendo, confirmamos que Bernardo Hernández hace que al resto de aquellos a los que llaman gurús de esto que es Internet le recuerden a uno a los vendedores de elixires que recorrían los pueblos subidos en un carro y ofrecían el remedio definitivo contra la alopecia por cinco peniques. Frente a ellos, este señor, Vicepresidente de Google a nivel mundial, se muestra como alguien que no flota por encima del suelo elevado por su propio ego como es habitual, sino que transmite, de verdad, que quiere mejorar, tanto a sí mismo, como al mundo que le rodea. Basta con escucharle media hora para descubrir a alguien inteligente, inquieto, sincero, y con una extraordinaria capacidad de comunicación.
Si interesante fue su charla del sábado, el domingo se abrió a contarnos su experiencia personal como emprendedor: su papel como socio fundador en proyectos como Idealista y Flores Frescas, su participación en Tuenti, y su visión de lo que debe ser el primero objetivo de un emprendedor, que bien puede aplicarse a cualquier persona: enfrentarse al miedo. Al respecto dijo en su presentación:
El miedo nos define como especie, nos hace ser prudentes, nos hace evitar el peligro; pero hay que afrontarlo para abordar retos.
Pero no sólo planteó cuestiones técnicas, económicas o legales. Tener una idea, crear un proyecto, buscar financiación y conseguir llevarlo a cabo, es sólo una parte de la labor del emprendedor. El emprendedor debe vender a su proyecto y a sí mismo. No importa lo buena que sea la idea o lo detallado que esté el proyecto, un inversor sólo entrará a formar parte del mismo cuando confíe en la persona que lo va a desarrollar.
Pero no hay que alarmarse en exceso, porque, como también dijo:
Cuando quieres hacer algo y tienes un sueño, acabas encontrando cómo hacerlo realidad.
Toda una declaración de principios.
Tras la charla de
Cómo emprender un proyecto de éxito figuraba en el programa otra sobre
Posicionamiento en Google, el verdadero motivo por el que un buen amigo y yo habíamos ido al congreso. Bastó un cruce de miradas para preguntarnos "
¿Queremos aprender a posicionar o preferimos aprender a vivir?". La pregunta se respondió por sí sola y nos fuimos camino de la sala donde se abriría la ronda de preguntas.
Cuando terminó me acerqué, le di las gracias por haber venido hasta aquí, por formar parte y colaborar en eso tan intangible que es el valor que aporta Google al mundo, y me fui con la sensación de haber estado junto a una persona muy sabia, un gran emprendedor, y, quizás más que ninguna otra cosa, una gran persona.
Queridos niños, no puedo terminar sin añadir otra reflexión que nos dejó:
No importa lo bueno que eres, sino lo bueno que quieres ser.
Aún no sé quién quiero ser, pero sí sé que quiero ser mejor que lo que soy. Me gustaría encontrar el camino para hacerlo realidad.