De La Hora Chanante y las mujeres
Dentro de mi afán, siempre honesto, de buscar a una compañera que me acompañe en la vejez e impida que acabe mis días con el culo encajado en el retrete, acudí hace escasas fechas a pedir consejo a unas compañeras (y amigas) de trabajo. Ante la cuestión de "¿qué hacer para congeniar con una golfa chica? " la respuesta fue: "lo primero, dejar de ver La Hora Chanante".
¿Por qué? ¿Por qué eliminar de mis escasos momentos de felicidad el humor absurdo, surrealista o incomprensible? Pues "porque a las mujeres no les hace gracia La Hora Chanante". Meditando sobre el asunto, me vino a la cabeza el fenómeno Monty Python.
Pocas (cierto, casi debería decir ninguna) mujeres he conocido a las que le hayan gustado los Monty Python. Ver los DVDs de Flying Circus con mi madre o mi hermana produce en ellas el mismo resultado que ver un resumen del partido amistoso Estonia-Liechtenstein. El sketch del loro muerto, el de la Inquisición española, el del mejor chiste del mundo, son para ellas tan absurdos como el anuncio de los colores del volkswagen golf, y, pese a mi exigua experiencia, no dudo que la circunstancia se hace extensible al resto de las féminas.
Debo decir sin embargo que a mi madre le hace muchísima gracia el sketch del Ministerio de los Andares Estúpidos:
http://www.dailymotion.com/video/xs6cf_monty-python-ministry-of-silly-walk
Pudiera pensarse que esta orientación hacia un sentido del humor más bien intuitivo (o visual, como dicen ahora los demócratas) pudiera ser una seña de identidad de una generación, pero, sinceramente, no veo diferencias entre el humor de los 70 y el que se hace hoy en día.
En cualquier otro momento podría decir esto con tanta procacidad como mala fe, pero en esta ocasión lo digo sin maldad alguna. ¿De verdad están las mujeres incapacitadas para entender el humor absurdo?
Buscando "mujeres humoristas" en google, encontró unos escasos 88 resultados. ¿Pocos? Prueben entonces a buscar "hombres humoristas".
Pensemos en las humoristas que ha dado nuestra España de Dios en los últimos años:
- Lina Morgan. Para mí, el mayor exponente femenino de la interpretación fílmica española desde los 60 hasta la época del destape. Atendiendo a sus interpretaciones, puede suponerse que sus compañeras de profesión no se distinguían por sus dotes interpretativas. Si alguien es capaz de ver "Hostal Royal Manzanares" sin desear asesinar a alguien, que me mande un correo para que le dé el teléfono de un buen loquero (si alguien quiere tener pesadillas, creo que lo están reponiendo en el canal 7). Para colmo de males, ahora su teatro está en manos de José Luis Moreno.
- Gracita Morales. Sí, la que decía aquello de "señoriiiito". Todo un prodigio. Además de por lo del señorito, es recordada con cariño por su interpretación de Sor Citröen. Si no recuerdo mal, fue participar en la grabación de un capítulo de "los ladrones van a la oficina" y dejar este mundo.
- Rafaela Aparicio. Otra de las grandes glorias de España. Apareció en el Un, Dos, Tres en tiempos de Kiko Ledgard, lo cual la convierte automáticamente en una leyenda (si Bigote Arrocet lo es, ¿por qué no ella?).
Entre las nuevas generaciones:
- Amparo Baró. Sí, dar collejas siempre ha sido muy festejado. ¿De verdad ver a una paleta de barrio obrero es gracioso? Por cierto, he tenido que buscar quién era esta señora porque no tenía ni idea.
- Eva Hache. Como dice mi padre, cuando nació le dijeron a su madre: "señora, ha parido usted a una graciosa". Agudeza y sarcasmo a partes iguales... y escrito por otros.
- Patricia Conde. Cuando salía en el informal era una rubia en un programa entretenido. Ahora lo mejor que se puede decir de ella es que es idiota.
- Anabel Alonso: Denominarla "humorista" es una temeridad que no estoy dispuesto a asumir. Con unas dotes interpretativas que pueden colocar a Bruce Willis a la altura de Humphrey Bogart, diría que "la tiene que chupar muy bien" de no ser porque ahora resulta que es bollera. Una bollera fea, además.
- Paz Padilla. Otro claro ejemplo de lo que es tener la gracia en donde la espalda pierde el nombre.
- Las Virtudes. Como Tip y Coll, pero poniéndose una peluca y sin ninguna gracia.
- Ana Obregón. A esta sólo la incluyo para poder decir que apareció en un capítulo del Equipo A.
Como ven, todo un elenco de próceres entregadas a confortar el espíritu. Pero, ¿por qué esa disparidad de criterios entre hombres y mujeres? Pues, sinceramente, no tengo ni puta idea.
Queridos niños: aunque sigo sin entender a las mujeres, ¡juro que lo he intentado! Mi vida está abocada a terminar con las posaderas incrustadas en la taza del váter, y todo porque...
Me quemo, me estoy quemando completamente... a ver, Clicli, suéltame... ¡Clicli! ¡Hijo de puta!