No sé lo que me pasa últimamente pero, cual astrólogo de pacotilla, cada vez que vaticino algo pasa justamente lo contrario. Dije el viernes que el mundial era pan comido para Hamilton, ¡y ya ven!
La clasificación del sábado nos dejó una cosa bien clara: si Räikkönen estaba cerca, Massa no iba a poder ganar el Gran Premio de casa. Felipe marcó la pole cuando aún restaban 5 segundos para que terminara el tiempo de clasificación, lo que le permitía dar otra vuelta rápida, pero no la dio. Massa recorrió el circuito de Interlagos saludando a su afición. Se entregó a su público, henchido de orgullo por haber hecho su trabajo mejor que nadie y dejó que corriera el sábado el tiempo que el destino le tenía dedicado para la gloria el domingo, mientras los demás volvían a boxes. Él no volvió. Terminó su vuelta y, entre el delirio de la torcida, dio otra vuelta más. Ese hombre, que había sido el más rápido en la pista, corría en casa y sabía que no iba a poder ganar, así que celebró su victoria por anticipado. Massa le entregó el mundial y la carrera a Räikkönen y a Ferrari, y lo hizo ante su gente. Bravo, bravissimo, Massa. Moito obrigado Felipe!
El domingo por la mañana intenté visualizar mentalmente la carrera, y supe que todo el pescado estaba vendido. Estaba claro que iba a ser un mero trámite. El líder del mundial sale desde la primera fila, escoltado por su compañero de equipo desde la segunda; ambos hacen una salida conservadora. El equipo juega sus cartas, se queda detrás de los Ferrari, que tienen a su alcance poco que ganar, y dejan la presión al tercer clasificado, quien, por mucho que luche, lo tiene todo perdido: el mundial se decidió luengo tiempo atrás, y soñar con lo imposible está reservado para los locos.
Pero hete aquí que llegó el comienzo del último Gran Premio del año y, lo que debiera haber sido, no fue. Massa hizo su trabajo de forma impecable bloqueando la salida de Hamilton, y Räikkönen no desaprovechó su oportunidad de ponerse segundo.
Y entonces llegó el milagro. Desde luego, los periolistas de telecinco pueden dedicarse a profetas cuando la F1 se vaya a la sexta y tengamos que aguantar sandeces de tiki-taka. Todo el fin de semana oyéndoles que "Alonso podía hacer posible lo casi imposible", y vaya si lo hizo. Adelantó a su compañero de equipo en la primera curva, y aún tuvo tiempo de hacerle aflorar los nervios de novato en la curva 3. El que iba a ser campeón del mundo tenía el enemigo en casa y, junto con los nervios, perdió escandalosamente el mundial. Ninguneado hasta la decimoctava posición por un problema hidráulico después de salirse de la pista, la gesta era casi imposible, y ahí sí que no estaba Alonso para obrar el milagro. El año pasado vimos a Schumacher en una carrera espectacular, remontando desde la última posición hasta la cuarta final, pero Hamilton no es Schumacher.
Y luego vino todo lo demás. Y Räikkönen ganó la carrera. Y Ferrari ganó el mundial.
Sé que puede molestar a alguien y no es esa mi intención, pero, como a mí me enseñaron en el colegio que quien dice la verdad ni peca ni miente, y que además nunca hay que tener miedo a decir la verdad, puedo decir con total descargo de conciencia que vivimos en un país de pito y pandereta. No nos importa tener un coche que corrió el París-Dakar del año 74, que está sin frenos, que gasta más gasoil por kilómetro recorrido que el Yamato, que no le bajan las ventanillas, no le funciona el aire, tiene la luna rota y está lleno de mierda, siempre y cuando el vecino tenga que ir en metro. Porque, sí, lo importante es que el vecino se joda. Así que, si se jode Hamilton, miel sobre hojuelas.
Pero no piensen que es un problema de racismo, de antianglicanismo o de desviaciones sexuales: lo mismo hubiera dado que Hamilton fuera negro, amarillo o blanco, moro, hindú o budista, marica, travelo o momosesuar. No. Para la afición española Hamilton encarnaba el diablo mismo: un piloto que podía (y pudo) hacer sombra a Alonso, nuestro ídolo de masas, y eso no se perdona.
¿Que Ron Dennis se equivocó al mantener la igualdad entre los 2 pilotos hasta final de temporada? Pues sí. En Ferrari hubo igualdad, hasta que vieron que, si dejaban que la hubiera, se escapaban los McLaren. Y dejaron al segundo atrás. No fue una falta de respeto. No fue un desprecio. No fue un error. Ferrari iba a por el mundial, por complicado que fuese, y su única baza era sacrificar al que iba segundo. Sí, Massa iba segundo porque en Australia había tenido problemas con la transmisión, porque en Malasia se había salido de pista luchando con Hamilton, porque en Canadá lo descalificaron por saltarse un semáforo o porque en Hungría el equipo la cagó en la segunda ronda de clasificación al ponerle los neumáticos fríos. Pero Massa no protestó, no apeló a unos duendes malvados que gobiernan la FIA contra él, y no se arrogó unos místicos derechos ancestrales por los que todos debían adorarle. Massa corrió para el equipo, y el equipo acabó ganando.
Baste un pequeño vistazo a las posiciones que han llevado los 3 pilotos que han llegado a la última carrera con opciones para ver a quién iba apoyar McLaren para acabar el campeonato con mayores posibilidades de ganar.
Carrera | Primero | Segundo | Tercero |
Australia | Raikkonen 10 | Alonso 8 | Hamilton 6 |
Malasia | Alonso 18 | Raikkonen 16 | Hamilton 14 |
Bahréin | Alonso 22 | Raikkonen 22 | Hamilton 22 |
España | Hamilton 30 | Alonso 28 | Raikkonen 22 |
Mónaco | Alonso 38 | Hamilton 38 | Raikkonen 23 |
Canadá | Hamilton 48 | Alonso 40 | Raikkonen 27 |
EEUU | Hamilton 58 | Alonso 48 | Raikkonen 32 |
Francia | Hamilton 64 | Alonso 50 | Raikkonen 42 |
Gran Bretaña | Hamilton 70 | Alonso 58 | Raikkonen 52 |
Europa | Hamilton 70 | Alonso 68 | Raikkonen 52 |
Hungría | Hamilton 80 | Alonso 73 | Raikkonen 60 |
Turquía | Hamilton 84 | Alonso 79 | Raikkonen 68 |
Italia | Hamilton 92 | Alonso 89 | Raikkonen 74 |
Bélgica | Hamilton 97 | Alonso 95 | Raikkonen 84 |
Japón | Hamilton 107 | Alonso 95 | Raikkonen 90 |
China | Hamilton 107 | Alonso 103 | Raikkonen 100 |
Brasil | Raikkonen 110 | Hamilton 109 | Alonso 109 |
|
Las frías estadísticas pueden ser interpretadas de tantas maneras como personas hay en el mundo, pero, para mí, una cosa está clara: en McLaren ha habido un piloto que ha ido todo el año por delante. Por el deporte, por el espectáculo, por el respeto que se merecen los dos pilotos, McLaren ha mantenido la igualdad. A mí no me ha sorprendido que Ron Dennis quisiera que ganara Hamilton. A mí me ha sorprendido que Ron Dennis no haya hecho a Alonso trabajar para el equipo, porque de haber procedido así Hamilton habría ganado el mundial.
Así que, aun a riesgo de ser impopular, yo, desde aquí, por mantener la tensión hasta la última carrera, por permitirnos ver un mundial disputado (dentro y fuera de la pista, sí) y por darles a dos de los mejores pilotos del mundo un coche ganador, quiero darle las gracias a Ron Dennis.

Alonso dijo cuando fichó por McLaren que desde pequeño quería ser piloto de las flechas de plata. Si lo que dijo era cierto, tenía que saber dónde se metía. No me imagino a un piloto fichando con Ferrari e indignándose luego de que le hagan entregar la victoria del Gran Premio de su casa a su compañero. O Alonso ha estado debajo de un ladrillo los últimos 20 años, o nos mintió. Nadie esperaba que Hamilton rindiera a un nivel tan alto, pero cuando tu compañero es muy bueno sólo hay una salida posible: ser mejor que él.
Desgraciadamente, en esta España de Dios no se puede crear afición de ninguna manera: si sale una estrella que despunta todos los focos, las miradas y los aplausos van dirigidos a él (o ella). Cuando la estrella se apaga se apaga el interés, y a otra cosa mariposa. Este año, con un mundial apasionante, con nervios hasta el último metro, con 4 pilotos que podían haber conseguido el título, lo único que se oye es "
por lo menos no ha ganado Hamilton". Pues lo siento, pero para mí cualquiera de los 4 pudiera haber ganado, y, a buen seguro, con merecimiento.
Eso sí, uno siente los colores del cavalino, barre para casa y, cuando los números acompañan, no se puede desperdiciar la oportunidad de ponerlo de manifiesto. Estos son los resultados finales de los cuatro primeros clasificados:
Räikkönen: 6 victorias (Australia, Francia, Inglaterra, Bélgica, China y Brasil), 3 poles (Australia, Europa y Bélgica), 6 vueltas rápidas (Australia, EEUU, Inglaterra, Hungría, Turquía y Brasil).
Hamilton: 4 victorias (Canadá, EEUU, Hungría y Japón), 6 poles (Canadá, EEUU, Inglaterra, Hungría, Japón y China), 2 vueltas rápidas (Malasia y Japón).
Alonso: 4 victorias (Malasia, Mónaco, Alemania y Italia), 2 poles (Mónaco e Italia), 3 vueltas rápidas (Mónaco, Canadá e Italia)
Massa: 3 victorias (Bahréin, España y Turquía), 6 poles (Malasia, Bahréin, España, Francia, Turquía y Brasil), 5 vueltas rápidas (Bahrein, España, Francia, Europa, Bélgica y China).
Así que, ¿quién merece ganar el título según carreras ganadas? Um... ¡Coño! ¡Pero si es Räikkönen! ¡Y con 2 más que sus competidores!
¿Quién dirían ustedes que ha hecho más poles? Bueno, aquí se comparte: tanto Massa como Hamilton consiguieron 6.
¿Y en lo que respecta a la siempre olvidada vuelta rápida? De nuevo Räikkönen se lleva la palma: nada menos que 6.
No sé si Alonso lo tenía pensado de antes para congraciarse con la prensa, pero, en cualquier caso, voy a parafrasearlo cuando digo que "el que tiene más puntos es justo campeón". Así pues, bravo, Räikkönen.
Queridos niños: se acabó lo que se daba. En esta vida todo tiene un principio y un final, y el mundial de F1 del 2007 no iba a ser una excepción. Por delante tenemos 5 meses sin carreras, sin Lobatadas, sin gordos sandios y sin mensajes SMS repletos de faltas de ortografía corriendo por nuestros televisores.

Nos vemos madrugando el 16 de Marzo en Australia.
[Actualizado]
El rey del comentario, el observador más imparcial de las españas, la pluma más afilada al oeste del Pecos no nos podía fallar: la crónica más aguda del desenlace del mundial en
el blog del Experto.