De la entropía y el equilibrio del Universo
Siempre había creído que la vida se desarrolla conforme al albur que el destino quiere darle a cada uno.
Sin embargo, he de reconocer que, a día de hoy, y gracias a esas inquietudes que a uno le vienen de vez en cuando por la Física, la Química y la Historia (bueno, quizás no a todo el mundo le interesa la Historia), he venido a refrescar aquello que nos contaron luengos años atrás en el colegio de turno, y con ello he cambiado mi modo de ver el mundo.
En la época estudiantil, los estudiantes se podían dividir grosso modo en dos grupos: aquellos que serios como badiles atendían extasiados a las hueras explicaciones del profesor de turno con el propósito de alcanzar el reconocimiento de este para que les diera la mejor de las calificaciones, y que hoy en día están reponiendo cajas de tampones en el carrefour, y los que pasaban del tema, y que, hoy en día, o envidian a los que están de reponedores, o están abocados a acabar reemplazándoles.
En estos últimos posts donde las chorradas compartían espacio con curiosidades científicas (las llamo curiosidades porque entiendo que son desconocidas para el gran público, donde me incluyo), pretendía que el protagonista fuera el grande, el magnífico, el único (el único palpable, al menos): el Universo. A la vista del éxito obtenido, lo mismo hubiera servido a mi propósito divulgativo haber hablado de la inmortalidad del cangrejo, los hijos de Gengis Khan o los puntos que dan en las estaciones de servicio.
Pues bien, el Universo tiene varias características observables que han sido identificadas por los científicos, entre las que se encuentra aquella a la que me refería al principio: la entropía, que es a su vez a la que se refiere la segunda ley de la termodinámica.
Para aquellos perezosos y haraganes que no quieran pinchar sobre el enlace (no duden que ya sé que son mayoría), les diré que la entropía viene a ser aquello que hace que si echas unos cubitos de hielo en un vaso de coca-cola caliente, se convierta todo en un mejunje templado y asqueroso que lo mismo te desatasca las cañerías que te deja el cutis como el culo de Copito de Nieve.
Esta curiosa propiedad, que por evidente nos pasa desapercibida, es perfectamente aplicable no sólo en cuestiones térmicas, sino también sociales y, más específicamente, a nuestra dicha, contento y felicidad. De ese modo, al igual que la energía ni se crea ni se destruye, podemos decir igualmente que la felicidad es constante en el Universo, y que fluye a través de este de uno a otro individuo por algún medio aún ignoto. Esto es, si usted se entera de que a su vecina le han tocado 40 euros en la primitiva, se abren dos posibilidades en el continuo espacio-tiempo: o bien a su vecina, para contrarrestar la felicidad recibida, le sale un sarpullido en el culo, o le saldrá a cualquier otra persona en el Universo. Por pura probabilidad, yo que usted iría derecho a la farmacia a por algún remedio rápido. Pensarán ustedes acertadamente, ¿y por qué a otra persona y no a cualquier otro bicho? Pues porque la felicidad, como la inteligencia, sólo es aplicable a los seres humanos. No, señora, no me diga que su gato es muy listo porque su gato, como todos los demás animales de compañía, no es más que un saco de bacterias pululando por su cocina. Como diría Eduardo Torrijos: "¡qué asco!".
Así que ya sabemos que algún hijo de puta se lo tiene que estar pasando de miedo a costa de nuestra desventura. No, no podemos alegrarnos sabiendo que hay alguien feliz a nuestra costa, porque de nuevo el Universo, ecuánime juez equilibrador de cuanto acontece en su interior, compensaría el sumatorio de la felicidad para que el resultado final sea constante, de modo que nuestra alegría sería la adversidad de otro y, de una manera o de otra, por aquello de que la felicidad de hoy es la desgracia del mañana, al final acabaría llegando hasta nosotros aún más ignominia.
Para los que aún se estén preguntando el porqué de la foto del Dr. House, ahí va una cita (quote, que dicen los ingleses) de no sé qué capítulo de no sé qué temporada, y que viene a corroborar todo lo dicho aquí por mí:
House: "[...] Universe always settles the score."Permítanme que lo traduzca libremente para el público más castizo como:
Cuddy: "Does it?"
House: "No, but it should."
House: "[...] El Universo siempre ajusta las cuentas."Por supuesto, hasta el Dr. House puede equivocarse.
Cuddy: "¿Lo hace?"
House: "No, pero debería."
Queridos niños, la enseñanza de hoy viene a ser algo como esto: las cosas siempre pueden ir peor. No hay nadie imprescindible. La Tierra aún seguirá girando cuando todos hayamos muerto.
Y ya puestos, si os place, ved la serie de House y me la contáis al día siguiente, que yo me acuesto a las 10 y media.
Más información:
http://en.wikiquote.org/wiki/Gregory_House