lunes, 5 de marzo de 2007

De las aficiones y los gustos

El espécimen televisivoMe gusta ver la televisión. Es además esta una de esas raras aficiones en las que el aficionado se precia de serlo por el mero hecho de no hacer nada por evitarlo.

- ¿Usted qué hace?
- ¿Yo? Nada.
- Entonces será que a usted le gusta ver la televisión.
- Así será.
- Adios.
- Adios.
Lo pernicioso de que a uno le guste algo es que, por añadidura, tiende a querer gozar con aquello que le gusta. Sin embargo, cuando pretende disfrutar con aquello que otras personas han hecho, no para que disfrute uno, ni de ellos mismos, ni de sus jefes, ni de los inversores en la empresa de sus jefes, sino con el ánimo (loable, no lo dudo) de llenar un hueco en la parrilla, se haya con la contrariedad de que lo más normal es que se despachen con un bodrio del más alto nivel.

No me veo en la necesidad (ni en el gusto, todo sea dicho) de suscribirme a ningún servicio de canales de pago, en tanto en cuanto la actual oferta televisiva (nada menos que 32 canales en mi caso) satisface holgadamente el escaso tiempo que tengo para dedicarle. Sin embargo, y atendiendo a la premisa dicha de que la posibilidad de encontrar algo digno de ver es inversamente proporcional al interés con que uno pretende recrearse con ello, lo más normal es pasar las horas muertas subiendo y bajando canales y maldiciendo lo imposible.

Al hilo de este subir y bajar canales sintónicos, últimamente uno se encuentra por lo común con unos documentos gráficos cuyos componentes sociológicos son capaces de atemorizar al más animoso de los telespectadores. Entre ellos hay un cierto programa (lamento no saber ni el nombre ni la cadena de televisión donde se emite, pero incluso de saberlo sería mejor obviarlo) donde una serie de jóvenes post-púberes se ofrecen al mercado enseñando la dentición, el pechamen y los cuartos traseros, cual res en lonja de ganado. Todo esto en el conveniente horario infantil, por supuesto.

A fin de mejorar la respuesta del respetable, lo usual es que ellas nos deleiten con el maquillaje de una meretriz a la busca de un estibador borracho, camiseta lo sufientemente ceñida como para despejar cualquier duda acerca de que el hecho de llevar un sostén 3 tallas menor que la necesaria no ha sido por error, sino por gusto, y unos pantalones de cintura baja desde los cuales se puede uno asomar al escote del culo y encontrarse sin mayores problemas con los tobillos de la interfecta. Los pantalones son sustituibles, eso sí, por la famosa falda cinturón, legendaria por tapar tan poco como poco hay que ver.

Para ellos, invariable corte de pelo en el que Churchill podría apagar orgulloso el puro sin dejar caer ni una esquirla de ceniza, camiseta igualmente tan ceñida como su intelecto, y un porte chulesco digno de películas de vaqueros de los años 70.

Debo decir que me huelgo de contar en mi haber con un bagaje social botellonesco tan ignominioso como limitado, donde se comparte espacio con una marabunta de gente desconocida en ese tipo de sitio donde uno tiene la extraña sensación de que en cualquier momento puede llegar el mismísimo Groucho a decirle aquello de:

No diga nada, en esta habitación sobra una persona y creo que es usted.

Siempre podemos ir a peor.
Y es que, por mucho que uno piense que hemos llegado al culmen de la estulticia humana, la humanidad siempre está dispuesta a sorprendernos. Para mal.

Queridos niños, hoy hemos aprendido algo de mucha importancia: haced el favor de apagar la televisión y encended vuestras mentes.

7 comentarios:

  1. Si bien comparto, querido amigo, tu visión de la pobre oferta televisiva, tengo que romper una lanza a favor del ppv o lo que comúnmente se viene llamando televisión a la carta. Aunque también es cierto que en este tipo de oferta televisiva se encuentra uno con morralla, la verdad es que al menos se presentan espacios de interés cultural o científico, y para muestra un botón (Discovery channel, national geographic, canal viajar, documanía...). Con esto no quiero decir que la televisión por pago sea la mejor de las opciones, puesto que tenemos alternativas mucho más sanas e interesantes como el deporte, charlar con los amigotes o leerse un buen libro y por que nó echar un buen polvo..XDD

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  2. Bien se nota que usted no paga por disfrutar la televisión a la carta xD

    Aprovecho para saludarle muy atentamente

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  3. Disfrute mientras pueda, porque dice Bill Gates que en 5 años se acaba el suministro.

    Bien es cierto que en mi caso y en mi casa, en la que contamos con 3 receptores para solo 2 mentes pensantes, ya no se sintonizan los canales que llegan por las ondas, sino que se utilizan las descargas por internet para confeccionar una parrilla a medida.

    Hace tiempo que me di el placer de borrar Telemadrid de mis configuraciones, y viendo que el mundo no se acababa, le siguieron otras cuantas, para evitar el embrutecimiento.

    Ahora mismo, si selecciona cualquier canal de mi casa tendría unas interferencias mucho mas logicas e inteligentes que esos programas de la tarde.

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  4. Confieso... soy adicto a la TV, no me arrepiento.
    Rompo tambien una lanza por la tele de pago pero sin pago... ;)

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  5. ...PERO ALGUIEN ME VA A CONTAR QUE PASA HOY EN LOS SERRANO????

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  6. Menudo crack que estás hecho, macho.

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  7. Me he fijado, amigo Ventura, que sufre usted un caso de spam prematuro.
    A pesar de que no cuenta aun con suficientes visitas como para disponer siquiera de un pequeño troll adoptivo, tiene ya un spammer!
    Hay alguien que se empeña en poner el mismo comentario entrada tras entrada!
    Hagaselo mirar.

    La television... El invento definitivo del Dr. Goebbels(*)
    La verdad es que yo no la veo demasiado. Solo cuando me obliga mi sra. Y principalmente, series. Que es lo unico que se salva en esta putrida parrilla televisiva.

    (Nota: Cuando hablo de series, me refiero a series extranjeras. Las de aqui son copias, o deberian estar prohibidas por la Convencion de Ginebra)

    Sobre la television, la decadencia mas evidente, se nota cuando a uno le sale la vena de futuro jubilao, y comenta "en mis tiempos la tele si que era buena..."
    Pero ciertamente, uno asiste atonito a la degeneracion de la programacion televisiva. Hace años (muchos ya, snif) un crio podia ponerse delante de la tele, y podia ver Dos Fuera de Serie, Chicho Terremoto, GI Joes y demas series hasta la hora en que le tocara hacer sus deberes.

    Hoy en dia, uno se sienta a esa hora y se encuentra armas biologicas como "El diario de Patricia" donde el niño, en vez de aprender el poder de las bragas blancas, podra observar los limites mas absolutos de la bajeza humana.
    Solo nos salvamos de una plaga Biblica por que el 80% son figurantes... Que si no...

    Haganme caso. Bajense los programas de la Mula, y dediquen mas tiempo a la pornografia en internet, que se quedaran mas desfogaos, y vean menos la caja tonta.

    Regards


    (*)= un gallifante al que haya pillado la cita
    http://max.corriere.it/timeout/bookstore/fumetti/schede/img/achtung540.gif

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